El viernes nos levantamos un poco más tarde, sólo teníamos que desayunar, coger los últimos bocadillos para almorzar y subir al autocar que nos llevaría al aeropuerto de Santiago. El viaje sirvió para hacer una cabezadita, era mucho el cansancio acumulado a lo largo de los 3 últimos días. A las 14:25 el avión de Ryanair partía rumbo a Barcelona.
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